En la radio de mi móvil, aún tengo sintonizada la emisora de Guipúzcoa y, cada media hora, me llegan noticias de la que fue «mi ciudad» por un tiempo. Las comparaciones son odiosas, pero cuando llega la hora de la desconexión local de los informativos, me sorprende el número de noticias relacionadas con la cultura que dan.
En caliente aplaudo que así sea, ya que yo viví unas épocas no muy halagüeñas. Pero una buena (y moderna) gestión de Odón Elorza (ahora Parlamentario del PSOE) y la condición de Ciudad Cultural 2016, transformaron lo que, en números e infraestructuras culturales, no ofrece más de lo que Alicante podría ofrecer.
En frío, El Kursaal sería el equivalente al ADDA, Tabakalera sería Cigarreras, el Victoria Eugenia sería el Principal, el Dabadaba, Stereo… tiene sus centros culturales y bibliotecas en barrios… y, más o menos la mitad de habitantes que Alicante.
La diferencia es que San Sebastián, con casi el doble de presupuesto municipal, invierte 30 veces más en Cultura que Alicante. Sólo Tabakalera, tiene más presupuesto que toda la Concejalía de Cultura de Alicante. Lo que debería plantearnos unas cuantas preguntas.
La más importante, si es más conveniente la postura de los Guipuzcoanos que valoran las artes como epicentro de muchas de las cosas que allí pasan, o la nuestra… que preferimos sobrecargar los presupuestos de Fiestas, gastar millonadas en basuras (en vez de en educar para no ensuciar) o dar tumbos yendo de ser la ciudad del cine, a la de la justicia, pasando por la de la tecnología, para acabar no siendo absolutamente nada, que trazar un plan y dar una categoría real a lo que cada cosa aporta realmente al turismo, el comercio y la calidad de vida de la ciudad.
Es obvio que en alicantelivemusic.com pensamos, y lo que Donosti ratifica: que en la transversalidad que da la cultura hay un desarrollo implícito del Transporte Público, de la gastronomía, del desarrollo de los barrios periféricos o de de la imagen de ciudad.
Un dato significativo es que el Kursaal (equivalente al ADDA) acogió 317 eventos y produjo un impacto económico de 52 millones de Euros en la ciudad. A nosotros nos llegan algunos datos de asistencia anual a los centros culturales de Alicante, pero así como se estima que un crucerista se deja 60€ de media, o que las Hogueras dejan 70kilos (sin contar los gastos de limpieza, vallado, etc) nadie dice cómo repercute en la ciudad de Alicante el público del Arniches, del Principal, del MACA o del Marq. (Apostamos a que mucho más que los cruceristas…).
La Calendarización es otra de las grandes diferencias. Mientras en Donosti todo el mundo sabe que julio es el mes del Jazz, agosto el de las fiestas o Septiembre el del Zinemaldi (aparte de la Quincena musical, el Dock Of the bay…), aquí no hay constancia de que bien elaborado: febrero sería el mes de la foto (Photo), abril el de la danza, julio el del brass & jazz, septiembre el del circo, diciembre el de los títeres. Las comparaciones son odiosas, pero una apuesta firme puede hacer que un festival sea mundialmente conocido, mientras otros no lo conocen ni los propios ciudadanos de la ciudad.
Lo que nos lleva a la importancia de la Difusión. Nosotr@s hacemos las veces de Agenda (seríamos el equivalente a Zarata en formato cultural), eso sí, sin ayudas, ni financiación, con muy poco personal (y mal pagado)… mientras Donosti tiene una AGENDA PÚBLICA, con trabajadores (funcionarios y contratados) y con todas las cosas que suceden allí.
Y en lo que sucede… la Diputación, el Ayuntamiento y los gestores privados van de la mano, lo que facilita que el Diario Vasco (equivalente al Información) se implique, que no se sepa quien paga más, o menos, de cada evento, porque éste representa a la ciudad, no al político o a la institución de turno. Y aunque cada Centro tiene su propia vida, hay un nivel de profesionalidad en cada uno de ellos, con un gestor cultural al frente de cada uno (no un arqueólogo, o un abogado, un (ex)político incompetente, o auskalo…) y un equipo de comunicación que manda notas de prensa que venden el evento con tiempo y «literatura», en lugar de, como pasa aquí, fotos hechas con el móvil del político delante de un cartel o un cuadro y un artículo que da vergüenza ajena en la que se cita más al político que al artista..
Diréis que allí hay una idiosincrasia y aquí no… pero la educación del criterio, también forma parte de la apuesta. Allí no hace tan buen tiempo como aquí… pero hay un trabajo de concienciación desde las escuelas, una implicación de Kutxa(bank) que en su momento (no sé si sigue) tenía una tarjeta joven con suculentos descuentos para que los menores de 26 años tuvieran acceso a la cultura y una relación transversal entre el deporte, la cultura, la gastronomía, las fiestas, el civismo, la concienciación ecológica… en definitiva, lo que hace que el donostiarra se sienta orgulloso de ser así, aunque lo tilden de seco, ñoño y otras muchas cosas más.
En definitiva, que el cambio parte de una ecuación que mezcla una idea común y las personas adecuadas para llevarlas a cabo. El tiempo se sobreentiende y el criterio y el presupuesto del público da forma a todo lo demás. Aquí, antes que el trabajo de campo se quiere hacer la inversión, que estaría genial, si los que se gastaran ese supuesto dinero tuvieran capacidad de gestión y conocimiento de la cultura (la global y la local).
Yo veo una coincidencia, las ganas de evolución que 50 o 100 donostiarras, juntándose, supieron llevar a cabo. Si ese mismo número de personas tuviera a bien unirse y pensar en Alicante como un todo, quizá no todo esté perdido.
Veremos si en cinco años, alguien escribe un artículo como éste envidiando Alicante al compararlo con su ciudad.
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