Escribir sobre gastronomía en una web cultural de Alicante y no hablar de la iniciativa de la Compañía Escenic, sería un delito, de verdad…
La vida es una sucesión de historias ligadas con la pasión que te despiertan las pequeñas cosas. ¿Habéis probado aunar vuestras pasiones? ¿desayunar en la cama? ¿follar en el sofá? ¿escuchar música en la playa?… y ¿qué me decís de ver una obra de teatro mientras cenáis?
En estos tiempos en los que la imaginación ha caído en desuso y la diversión se mide en «likes» de facebook, un cuarteto de visionarios ha importado una idea que hace que salgas de la indiferencia anodina y repetitiva de tu monotonía. Un menú suculento para tu estómago, y para tu cerebro. Y en medio, la pizca justa de talento, sazonada con buen gusto y regada con el criterio excepcional de paladear el momento ¿recordáis? para esto es para lo estáis aquí, para vivir experiencias, para que la adrenalina emerja de forma natural y para que no haya que cerrar los ojos para soñar.
El argumento es lo de menos. Por un rato, no eres tú, ni vives en el tiempo que te ha tocado vivir, ni cenas esa mierda de tortilla francesa de cada noche, ni compartes mesa con la soledad. No, Andrés Ariza y Matías Antón, alivian tu sed de comedia, mientras David Ariza reinterpreta el menú del jueves.
Hoy soy Monsieur Champolion, historiador al que no le gusta hacer spam, porque el argumento es lo de menos. Estando en un restaurante como El Cup (convertido por un día en el Gran Hotel París), tu mente está abierta para probar, seas funcionario, psicólogo, influencer, famosa, suiza, friki, cultureta, elitista disfrazada… hoy no, hoy eres un simple comensal metido en la piel de otra persona. Sin tu participación no hay función, sin tu risa o tu tensión no hay historia que improvisar. Hoy cantarás ópera aunque nunca lo hayas hecho, hoy te sonrojarás por llegar tarde, comerás un crep radioactivo, profiteroles con escalivada, una petit mort hecha puré, «cochon» nadando en patatas, vino alicantino con sabor a Chateau de Bourdeaux, manjares dulces, salados y reinventados.
El chef solo tiene una recomendación extrapolable al resto de tu vida: dejarse llevar. Si pruebas, repetirás (hay 4 funciones diferentes escritas por David Mayor), eso es lo único evidente en este misterio por resolver: Saber lo que te divierte y hacerlo. Fomentar el arte entre fogones y entre bambalinas. E irte con la sensación de que saber divertirse es casi tan importante como respirar.
El precio: 50€ por persona, parece caro pero compensa, aunque solo sea por pagarles la operación de cuerdas vocales a los actores, para que no dejen de entretener…
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