Ahora que han conseguido eliminar la foto fea de nuestras vidas, con los filtros de Instagram. Tras haber escondido nuestras penurias en los bailes de Tik-tok, habiendo aprendido a creer que no hay mejor manifestación que desahogarnos mientras cagamos en el Twitter. Ya vacunados 3 veces. Muchos habiendo pasado el covid, al menos una vez, habiendo cedido a las exigencias del patrón, porque es mejor trabajar menos (cobrando proporcionalmente a la reducción) que no trabajar nada…
Me han hecho creer que si no cobro más, la culpa la tiene el Estado por no darme ayudas. Si no me atienden bien en urgencias, lo pago con el médico que lleva encadenados 3 turnos. No hablemos de tristezas, porque el ideal social exige bailes, sonrisas, copas llenas y comidas de esnob.
Y ahora que nos hemos acostumbrado a ser egoístas, a estar solos, a creer que el Estado nos protegía… resulta que la burbuja estalla, se suprimen las medidas de gracia y vuelven los precios prohibitivos, los edificios comprados por especuladores y los desahucios.
Mañana a las 8.45h en la Colonia Requena está previsto el tercer desahucio en menos de una semana en Alicante. A mí no me desahucian, pero me pagan tarde y mal. Tú estás en números rojos, tu vecino ha tenido que rehipotecarse, el de enfrente se ha quedado sin trabajo, el del bar de abajo, al ver que sus tres amigos de APEHA han cerrado, ha subido el menú y la caña, como él, se ha doblado el precio de la luz, el de la gasolina, el de la compra… y no se tú, pero aunque vendan las ayudas al alquiler y lea titulares grandilocuentes sobre el salario mínimo, sigo cobrando lo mismo, o menos, a ti te suben la cuota de autónomos y ambos llevamos años sin darnos un capricho. De hecho, cosas comunes como ir al dentista cuando te duele la boca, poner la calefacción cuando hace frío, o socializar un poco para despejar tu cabeza se han convertido en lujos.
El lunes 24 en la calle Pelayo nº17, se pudo parar el desahucio, Mañana tú y yo podemos ayudar a que Talía y sus dos hijos pequeños no se queden en la puta calle en una ciudad que multa a los que no tienen donde dormir, ni qué comer. Mientras siguen sin recontratar a los trabajadores sociales despedidos. De hecho, a las 11.00h la plataforma contra la pobreza ha organizado otra protesta, contra la ordenanza de la vergüenza, en el pleno del Ayuntamiento.
Podemos vivir la realidad que quieren que vivamos, a través de una vida que no tenemos, o podemos adelantarnos y tener empatía con gente que vive situaciones que mañana podríamos vivir tú o yo.
El mundo no se puede cambiar. Pero tu barrio sí. Quizá más que aspirar a la aceptación social, deberíamos utilizar nuestro poder como sociedad para que, al menos, los mínimos se cumplan. Sólo así tendremos un barrio en el que merezca la pena vivir. Ser conscientes del miedo y mostrarlo, es el principio necesario para cambiar cobardías superfluas, por acción.
Y como decís aquí muchas veces, la acción es lo único que puede cambiar la cultura, sí, pero la vida también.
Fdo: Luisa Peña.
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