Acabo de tragarme íntegramente el discurso del aspirante Sánchez. Una retahíla de buenas intenciones a las que le veo una pega que no han tenido en cuenta: Querer hacer real un supuesto de precariedad sin tener en cuenta la picaresca española.
Yo no dudo que un alto porcentaje de la sociedad española viva en situación de exclusión. Pero desde mi realidad particular, uno de los problemas a resolver por este país es actualizar la detención de mentiras generalizadas y aceptadas por la mayoría. Durante toda mi vida he convivido con gente que tenía becas para estudiar, porque sus padres no declaraban todo lo que ganaban, gente que se ha comprado bolsos con los 400€ de Zapatero o supuestos parados que cobraban prestaciones, mientras hacían trabajos «en negro»con los que llegaban holgadamente a fin de mes.
Ahora convivo con cientos de proyectos que no salen adelante por falta de inversión económica, o lo que Sánchez ha llamado mecenazgo, pobrezas, en mi opinión, evitables con una inyección monetaria que no les llega porque la «España en negro» se lleva las ayudas que corresponderían a los que, realmente, no llegan a fin de mes: emprendedores, autónomos que pagan la cuota más alta de la Comunidad Europea, estudiantes, interinos que ven pasar a «amigos de…» por el puesto que les correspondería a ell@s, investigadores o falsos autónomos que no tienen más opción que atenerse a los dictámenes de un cabrón al que (no se sabe porqué) no le hacen una inspección de trabajo y se le permite explotar a gente que hace el trabajo sucio por esa mierda de sueldo mínimo de 900€, con los que no te llega ni para pipas.
Por no hablar de la permisibilidad en el tema especulación con la vivienda, los alquileres sin declarar, las casas que los bancos tienen vacías y las subidas de precios de compra y alquiler que ello conlleva y transforma un derecho constitucional en una lacra.
La modernidad de este país, depende de un cambio de mentalidad que haga que no veamos el dinero público como un saco rapiñable. Ayudar, sí, pero con contraprestación social. Formar es la mejor inversión de futuro. Y si Quieres cobrar una prestación por desempleo, pues ven a barrer tu calle, adáptate a la era digital, aprende un idioma, reinvéntate para no depender de un sector ideado para explotarte… ¿Necesitas una inyección económica para desarrollar tu negocio? Yo te lo presto, no a fondo perdido, sino con una contraprestación futura cuando hayas salido del hoyo. ¿Quieres vivir en suelo público? Te lo alquilo según tus necesidades (de estudiante, de primera vivienda, de familia numerosa…), pero no le salvo la vida a cuatro con una partida de casas de protección oficial, que cuando las cosas les van mejor a los ayudados, lejos de devolver el suelo, lo adaptan a su enriquecimiento particular, mientras dejamos en la estacada a millones de familias, que tiene que comprar casas que, vista la inestabilidad laboral, no saben si acabarán de pagar.
«La patria» es un concepto ambiguo que requiere un esfuerzo común basado en la sinceridad que un país serio necesita. Esto no es una cuestión de desacuerdos, sino de alianzas que acaben, de una vez por todas, con los desencuentros eternos que nos montan nuevas leyes de educación, legislación, etc renovadas cada cuatro años por incompetencia política.
Hay que hacer hincapié en penar al mentiroso, en sangrar las cuentas de los corruptos (no la del ciudadano humilde), en encontrar la coherencia y la sensatez donde ahora solo hay empecinamientos basados en conceptos estúpidos inmovilistas y anticuados como el dualismo izquierda y derecha.
La altura de miras depende de acercar distancias y reeducar el concepto de comunidad, para que la inversión pública sirva para algo, para que los debates sobre eutanasia, igualdad, memoria histórica, investigación y desarrollo, transporte público, respeto del medio ambiente, inmigración, etc, tengan un punto en común que el ciudadano medio no entiende que no tengan.
Lo demás, es futuro y depende de la calidad política de los que hoy escuchaban lo que el señor Sánchez decía. Espero que tengan la empatía que no han tenido en los últimos 40 años, que busquen los puntos en común y fomenten esa españolidad que tiene que ver más con la realidad del día a día que con ondear banderas.
Sólo así las propuestas de hoy y los debates de esta tarde y mañana tendrán sentido. Sólo así encontrarán la coherencia que haga que tengamos un futuro mucho mejor que lo que hoy tenemos.
Deja una respuesta