Al empezar a recopilar información para dar forma al libro de la cultura alicantina de los últimos cinco años, me he dado cuenta de que gran parte del problema del fracaso de las artes es la falta de respaldo popular. «a mí no me incumbe», «o yo no puedo mojarme» son dos de las frases que más he escuchado en este tiempo. Aparte del silencio, claro está…
Obviamente, con esa falta de oposición, o crítica, no es raro que se acumulen las tropelías por parte de las administraciones, o los que directa, o indirectamente, tienen algo que ver en la dignidad del artista.
El jueves pasado, sin ir más lejos, se hizo efectiva la pena de carcel para Pablo Hassel. Un atentado a la libertad de expresión, que ha escandalizado, y movilizado, a artistas, periodistas, escritores… de todo el mundo, menos de Alicante.
Aquí, hubo unas manifestaciones minoritarias, a las que fuimos cuatro gatos (en Alicante capital, más o menos, 20 personas) y sólo la Asociación de Cantautores organizo un acto on-line reivindicativo, reclamando la libertad del rapero injustamente encarcelado.
¡Qué raro! la Asociación de Cantautores… y cantautoras. Ni una puta asociación más. La CNT, el Partido Comunista de Alicante y… ya. El resto, como siempre, boquilla pequeña, pataleta en redes y silencio sepulcral sin mover un dedo.
La verdad, en estos cinco años de observación, las cantautoras son l@s únic@s que se han mojado abiertamente, cuando las cosas se han puesto negras. Una llamada basta para que se reúnan y aprueben por mayoría participar en montar una casita en el Barrio de San Agustin, en defender los derechos de l@s artistas o, en este caso, la libertad de expresión.
Sí, fue un simple concierto por redes. Pero Lafu, Alfonso Cope, Anita Antón, Yaike, Mala Letra, Manolo Copé y la presidente honorífica Victoria Lourdes se mojaron con sus medios, como cuando nos encerraron en marzo, para cantar por, y reclamar la, libertad de expresión. Un derecho, o un recurso poético, que algunos nos quieren arrebatar ante la parsimonia de los que no son conscientes de su importancia.
En estos siete años que llevo en Alicante, sólo he echado de menos una cosa: la solidaridad. Que cuando los jóvenes necesitaban un lugar donde expresarse, toda la ciudadanía se manifestase, que cuando hay una encarcelación injusta, la gente se enfade y haga público ese enfado, que cuando un político no está a la altura, se le diga a la cara y si alguien toma la iniciativa, se alinee la gente con él. Y si los hosteleros salen a la calle, los que consumimos, les apoyemos, y si un medio, o un bar, pide ayuda, les donemos lo que podamos para que no mueran.
Aquí, en lugar de eso, tenemos una retahíla de excusas y un apalancamiento masivo que da mucho miedo. Porque siempre hay un momento, en el que necesitas la ayuda de los demás. A estas alturas de la pandemia, y tras esta sucesión de crisis y hambrunas, ya lo deberíamos saber. Y si no lo habéis vivido aún, pronto veréis lo triste que es que cuando agonizas sólo alicantelivemusic.com, La asociación de cantautores, y cantautoras, La Explanada y cuatro locos más te hagan caso en una ciudad de más de 300.000 personas y en una provincia que ronda los dos millones…
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