Tras sobrepasar el mes de aislamiento, el nivel de aturdimiento es tal, que hasta la mayor de las chorradas se convierte en noticia. Los bulos de Vox y la estúpida pregunta del CIS abrieron la veda de un fin de semana, en la que un vídeo de la Vicealcaldesa de Alicante (Mari Carmen Sánchez, C´s) se hizo viral.
Lo fácil sería recomendarle que, de vez en cuando, indagara en todo lo bueno que la cultura de la ciudad a la que representa (y que su partido y su grupo de gobierno tanto menosprecia) tiene. Pero no hace falta, porque el karma. a veces, pone a cada una en su sitio y quienes han dado importancia a estupideces puntuales publicadas en redes sociales, piden ahora que resten relevancia a esas mismas gilipolleces. Lo malo es que entrar en el juego desacredita al que se quejaba antes y desvía la atención del centro del problema, fin último del incompetente y evidencia de la torpeza imperante en todas las siglas y todos los colores políticos.
Nadie duda de que la vicealcaldesa instagramer (adjetivo que, por cierto, ya llevábamos meses utilizando en esta web) merece una colleja por tonta. Pero con todas las sandeces que ha dicho y hecho desde que le dieron alas políticas, que todo el engranaje de crítica para que dimita se ponga en marcha por un vídeo, iguala el nivel de estupidez entre la que hace el vídeo y el que reclama su cese por éso.
¿De quién es la culpa de que hayamos acabado así? Nosotr@s insistimos mucho en la educación del criterio y la capacidad de crítica. Partimos de la cultura, obviamente, pero esas necesidades se agrandan cuando aplicamos la visión del problema a la vida cotidiana de un alto porcentaje de ciudadanos. Y estudios varios empiezan a dejar entrever que los analfabetos del siglo XXI saben leer, pero no entienden lo que leen.
Hoy nos acordamos de la libertad de expresión, de la necesidad de recurrir a fuentes fiables, etc, pero son los propios medios de comunicación los que abrieron la veda adaptándose a la media (muy baja) de exigencia de esas masas que ven programas basura en la tele, no han leído un libro en su vida o encumbran a personajillos cuyo único mérito es saber de pintalabios, dar consejos de belleza o de como educar a tu hijo sin tener conceptos de pedagogía, de alimentación o de psicología.
Si unimos ésto al abrazo ciego a una línea editorial, o a primar ganar dinero sobre informar. Nos da un resultado de millones de ineptos rebuscando en la basura para llamar noticia a un vídeo viral, a que no haya habido tantos accidentes de tráfico (en plena pandemia) o a que un alcalde iluminado quiera sacar a pasear a la virgen para que haga el trabajo que él no está haciendo.
Berlanga intuía hacia dónde iba España, pero ni en sus mejores presagios podía haber imaginado un país tan tonto, lleno de enfermos del efecto Dunning-Kruger y de influencers, y aspirantes a serlo, con el cupo de mamarrachez aldente.
Lo triste no es que Mari Carmen Sánchez haga un vídeo diciendo que se aburre en Instagram, lo penoso es que ése sea el nivel de políticas que tenemos. Gente que lleva 6 meses haciendo vídeos de Instagram de chorradas, farfullando entre belleas, venerando santos y fiestas, vendiendo sol y playa, haciendo el ridículo en FITUR, cargándose la cultura y el patrimonio de la ciudad… ante el aplauso silencioso de quien calla desde la oposición mostrando que en esta encrucijada de los votos, poco queda donde elegir.
Lo malo es que quien les juzga por ello, tiene la misma mediocridad de serie y que con tanta inoperancia, la noticia de hoy pasa a la historia, porque mañana el alcalde quiere bendecir la ciudad el día de Santa Faz, o porque Ortiz se descojona de Alicante, o porque el Hércules equis, o las Hogueras tienen nueva fecha.
Lo dicho, Berlanga lo tendría fácil para idear películas (basadas en hechos reales) en los tiempos que corren.
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