Como ocurre con el mercado económico, la competencia (aunque algunos se quejen) es una gran noticia para la cultura. Es cierto que sin el don de la ubicuidad te pierdes muchas cosas interesantes, pero da gusto levantarse un sábado y tener un inmenso abanico de propuestas que convierten tu primer café del día en un sudoku de planes.
Lo primero fue la tradición sabatina de ese centro infravalorado de la comunicación llamado MERCADO CENTRAL. No hay mejor sitio para empezar un fin de semana que dando un paseo por los puestos (cada vez más logrados) de la lonja alicantina.
Con las pilas cargadas, subimos la cuesta del Monte Tossal. Fue una simple pendiente, pero, de repente, entramos en una ciudad diferente. Tengo mi propia teoría sobre la «cultura gratuita» que allí se vende, pero Alacant Desperta representa una parte de la ciudad que yo quiero para mi hija: inclusiva, verde y colaborativa. Creo que el futuro ciudadano de Alicante tiene que aprender a respetar su entorno, implicarse y sobre todo pelear porque la paleta de colores para elegir, vaya más allá del «sota, caballo y rey» con el que crecieron muchas generaciones.
Por eso, pasé la mañana entre las propuestas de la educación activa (una lástima que muchos niños educados con tablets no estuvieran allí), los murales y la exposición del «espacio Diversidad» una dosis de poesía con vermut y el cabaret infantil del espacio circo.
Con una sonrisa de serie nos bajamos, casi a las cuatro, a comer a casa (la economía da para lo que da) y tras un pequeño receso, retomamos la actividad en Cigarreras con la previa del Spring, otra actividad gratuita con muchos alicientes, posiblemente, más que todo el cartel del Festival de la semana que viene junto.
«La gente de los conciertos» de esta ciudad estaba toda allí viendo a Los Invaders, La Playa y Texxcoco en el Jardín Vertical. Fue una tarde brutal de guitarreo al sol con niños de todas las edades divirtiéndose y el aliciente de la exposición de Daniel G Andújar para los descansos. Para mí son tres de las mejores bandas de la «nueva ola» de «punk» nacional, así que el regalo se valora, y se estima, aún más, que el simple negocio en el que parecen haberse convertido los festivales de música, tengan un aparte que ayude al desarrollo de la actividad comercial y cultural de la ciudad en la que «viven».
La fiesta siguió con Zowi y otros bailoteos en los habituales sitios de moda de los aledaños de Castaños. Pero era el día mundial de los museos y nos habíamos apuntado a una visita al museo escondido del Maca. Como llegamos pronto disfrutamos de un par de locuras teatralizadas del espacio inspira cercando la agonizante, ya, exposición cinética. Un museo necesita actividad, y cuando la tiene, como en el DIM o en la Noche en blanco, adquiere una luz diferente repleta de sinergias y gente, que le da al MACA (y a otros museos) una imagen más de centro neurálgico de la cultura que de serio edificio contenedor de arte.
Me escapé un ratito a ver «la otra ciudad» en la plaza del Ayuntamiento, antes de terminar el sábado viendo como España volvía a fracasar en Eurovisión, con el ruido de los conciertos del Alacant Desperta de fondo, pensando que, aunque algunos crean que esto es un hecho aislado, en Alicante pasan muchas cosas así todos los fines de semana.
PD. El gasto del día fue: 2€ en un vermut, 6€ en cerveza, 8€ en la compra en el mercado y 15€ cenando en Jacapaca. En total: 31€.
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