El Juzgado de lo contencioso y Administrativo número 4 declaró Zona Acústicamente Saturada (ZAS) el área comprendida por las calles Castaños, San Ildefonso, López Torregrosa, Artilleros, Rambla Méndez Núñez, Pascual Pérez, Teatro, Teniente Álvarez Soto, Bailén, Gerno y San Francisco. Vamos, lo que es el Centro histórico de Alicante.
Aunque algunos medios y ciertos políticos quieran hacernos ver que la sentencia no es más que una consecuencia de las quejas de cuatro vecinos hastiados, hay un debate abierto sobre la necesidad de crear un proyecto de ciudad moderna y sostenible, que vaya más allá de lamerle el culo a los cruceristas o a que quienes nos visitan nos tilden de ciudad cutre porque estamos más pendiente de aparentar y engañar, que de enseñar algo real.
Los comerciantes de la zona alegan que pueden perderse más de 2000 puestos de trabajo si la sentencia llega a ponerse en marcha y el Ayuntamiento escurre el bulto diciendo que esto no es más que otra herencia del tripartito (como si ellos no hubieran gobernado nunca antes).
El caso es que llevamos años trasladando «la jarana» de un sitio a otro: del barrio al puerto, del puerto al mercado, del mercado a la Zona, de la Zona a Panoramis, de Panoramis al Tardeo del centro… y la lógica dice que, como siempre, los huerfanitos farreros buscarán otro lugar hasta que los vecinos de esa zona se quejen y vuelvan a emigrar con su negocio, mal visto, de beber hasta perder el control.
Pero claro, si no se apuesta por la cultura, ni por el deporte, ni por darle a la gastronomía un plus de calidad a través de sellos distintivos, ni por las propuestas de ocio estables que se repitan semanalmente, ni por un turismo de calidad que sustituya a esa mierda de sucesión de despedidas de solteros que no nos dejan más que ruidos, pises y vomitonas ¿Qué hacemos? ¿Seguir poniendo parches? ¿Pagar a medios de comunicación para que nos vendan como lo que no somos (una ciudad tecnológica, la cuna del cine, el centro neurálgico del ocio mediterráneo)? O quizá sea el momento de que los encorbatados que van al Ayuntamiento y a la Diputación a rascarse sus partes se sienten y hagan un estudio real de lo que necesitamos para darle una vida, y una utilidad, a cada espacio, trazando planes que delimiten el ruido, el ocio, la cultura, la diversión y la idiosincrasia moribunda de Alicante.
Tal vez haya que incentivar otros tipos de ocio, educar a quienes se gastan 60€ en cubatas para que se los gasten en otras cosas e implicar a esos vecinos que hoy se quejan para que abran sus mentes, recuerden que ellos también fueron adolescentes y entiendan que no viven en un barrio cualquiera. Y los comerciantes… que huyan de tópicos y modernicen sus espacios haciendo algo más que vender copas y dejar que «sus borrachos» canten el «Asturias Patria Querida» y se meen en los portales contiguos.
Somos la única ciudad del mundo que no le saca jugo a su centro histórico. No tenemos un centro neurálgico de quedada, una zona de pinchos/tapas/vinos, una zona comercial de tiendas alternativas… he ahí un buen punto de partida para construir una nueva ciudad que añada un plus a lo que ya tenemos. Pero claro, eso exige sentarse, imaginar, crear, llegar a acuerdos y, por lo visto, no hay (ni hubo) políticos que cumplan esas premisas en el Ayuntamiento.
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