Ahora que el paseo es uno de los pocos alicientes que nos quedan, uno se queda con detalles que en otros tiempos pasan desapercibidos.
Dicen que Alicante es una ciudad fea. Yo no lo creo. Tiene una luz especial y determinados encantos que la hacen diferente. Puede que arquitectónicamente pueda ser una especie de rompecabezas de estilos, y habría que matar al ideólogo de las alturas en escalera con todos esos edificios que superan las 6 alturas.
Suciedades al margen, una amiga me recordó que hace unos años, el Ayuntamiento tenía una Concejalía de Imagen Urbana. Recuerdo que, en su momento, hubo un debate sobre la conveniencia de retirar los salientes publicitarios de los comercios. Y yo, simplemente, quiero recuperar ese debate, para decir que es una estampa horrible cruzar una calle y que los ojos se te vayan a horrendos salientes de colores al tuntún, sin ton ni son.
Ahora que hay tiempo para retirarlos, o que están abriéndose y cerrándose infinidad de tiendas y restaurantes, deberían establecer una normativa para eliminarlos paulatinamente. Son feos e innecesarios y quitan amplitud a las calles de todos. Algunos son enoooormes y clama al cielo que se mantengan algunos de negocios que quebraron hace años.
Por eso, a quien corresponda, le rogaría que atendiese esta solicitud, que veo que no soy el único que reclama.
Atentamente, Lluis Landete.
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